Fotografías e imagenes: Diego Arango R
APUNTES HISTÓRICOS SOBRE IGUAQUE
1.
RESEÑA HISTORIA
1.1.
Antecedentes
Población
indígena siglo XVI -XVII
Según otras fuentes la población indígena, en 1571-72, para Saquencipá (Monquirá) era de 308 y de Monquirá, 451.
APUNTES HISTÓRICOS SOBRE IGUAQUE
1.
RESEÑA HISTORIA
Iguaque, que en lengua chibcha
significa “montaña vigorosa”, fue en
la época amerindia epicentro cultural; como territorio sagrado representó, para
los muiscas, el universo en continua
regeneración: nacimiento, fecundidad,
fertilidad e iniciación, símbolo
de ascenso y conocimiento interior. Para
el pueblo Muisca, Iguaque fue una
especie de “ corazón del mundo” por
cuyas arterías, los ríos, se nutría la
vida de la tierra que, como Madre,
alimentaba la vida de sus
hijos. Así, el territorio fue concebido
como “árbol genealógico” vivo, donde cada espacio, montaña, valle, piedra, planta y particularmente río y
laguna constituía el hábitat de fuerzas vitales esenciales donde los
sabios, jeques o mohanes, leían el pasado, veían el futuro y organizaba la producción
material y espiritual de las
comunidades.
Junto con todo este saber se construyó
una “cultura del Agua” que tuvo como epicentro
la Laguna de Iguaque. Según la
tradición, esta montaña es la
representación simbólica de la Madre, de donde fluye la energía vital: el agua
y donde la Laguna sagrada de Iguaque es
su vientre, de donde emerge Bachue. o Huitaca,
encarnación erótica de la Gran Madre,
y que para los muiscas dio origen a la humanidad. Bachue aparece
junto con Sugunsua: principio germinador
masculino.
1.1.1. EL MITO DE BACHUE
Existen diversas lecturas e interpretaciones acerca del mito de Bachue.
Uno de ellos esta asociado con la misma tradición que se conserva en las
comunidades tradicionales de Iguaque y esta asociado con la cultura del agua,
en que se ve a Bachue como principio
germinador femenino de la
naturaleza y representación
simbólica del agua,
principio que da la vida
y la muerte ( concebida como
renovación y cambio). En efecto Bachue significa,
en lengua chibcha, “la madre de los pechos
erguidos” o “pechos
prominentes”.( Bta: levantados; Chue, pechos; Chue: Madre-esposa).
La figura mitica de Bachue e Iguaque
son deidades ofídicas asociadas a la
figura mitológica de la doble serpiente, representaciones, quizás, de la vía
Láctea
“Así Iguaque se encuentra posiblemente
asociado a la Vía Láctea; como río celeste, y se encarna como ser terrenal en la
forma de serpiente” “La asociación entre la figura de Bachue y la Vía Láctea
nace de la forma ofídica de esta diosa y su consorte Iguaque”. En algunas piezas de orfebrería muisca encontramos la
representación de las dos serpientes unidas.. “la figura serpentiforme, en la
cultura muisca, se relaciona con el medio acuático” (Legast 1996). “Las dos
serpientes unidas podrían simbolizar a la Vía Láctea, ya que tiene la
apariencia de dos caudales, uno más luminoso dentro de uno más extenso menos
brillante” “el brillo metálico del oro representaría adecuadamente el de las
serpientes del cielo”.
El mito de Bachue posiblemente tiene
una connotación astronómica importante en el sitio de Saquenzipá. Desde este
lugar cuando sucede el solsticio de verano, la Vía Láctea hace su aparición
tras el atardecer hacia el Noreste sobre la laguna de Iguaque. Tras esta
“salida” desde las montañas de Iguaque la Vía Láctea se vera a semejanza de un
caudal de luz que avanza desde el NE cruzando el cielo para esconderse por el
SW” En la cultura muisca existe una gran importancia simbolica el eje NE-SW.
El Macizo de Iguaque jugo un
importante papel en la llamada “integración vertical de los distintos pisos
ecológicos”[1]
desarrollada por las comunidades indígenas
asentadas en el territorio, y donde se establecieron ciclos y técnicas
agrícolas acordes a la especificidad del medio y los recursos naturales.
Efectuaron una especie de humanización de la naturaleza sin provocar
disturbios que afectaran la autorregulación de los ecosistemas (Molano,1990).
Cuando
ocurre la última
glaciación (hace 10.000
años)
como parte de los drásticos cambios
geológicos y han surgido unas especiales “condiciones
micro y meso-ambientales expresada
en una gran diversidad
de suelos, fauna
y vegetación “ parece que
ya se había iniciado una ocupación
humana de este territorio”,
que empieza con un reconocimiento y
aprendizaje de los diferentes
ecosistemas de la montaña
andina. Es factible que
toda esta representación simbólica,
encarnada en el mito de Bachue, haya
tenido como origen
las mismas condiciones ambientales del pasado. Cuando se da la última
glaciación, los picos del macizo
de Iguaque eran nevados. Para esa
época los primeros indígenas
ya hacían un reconocimiento del territorio[2] y a
partir de esa referencia
natural –los picos nevados- la tradición posterior muisca
contruye toda una cosmogonía
centrada en este hecho:
los cerros nevados como representación de
los senos y la
leche (agua) que alimentarían
a toda
la población: los hijos de
Bachue.
Para los Muiscas los ríos y en
particular las lagunas eran sitios sagrados, cuyas almas o espíritus acuáticos protegían a sus gentes. A las lagunas se les
rendían tributos, a ellas encomendaban
la ventura de los recién nacidos, y en sus aguas se efectuaban los ritos
de iniciación, purificación, sanación y conocimiento. A las lagunas se dieron
importantes y numerosas peregrinaciones desde lugares lejanos para realizar
pagamentos por los favores recibidos de los “espíritus del agua”. La tradición
mantiene el recuerdo de diversas festividades en honor del agua, una de ellas
la gran fiesta ceremonial de “correr la
tierra” que congregaba durante veinte días a miles de personas procedentes
de lugares lejanos. Posteriormente, en
el proceso de evangelización y conquista, las lagunas y fuentes de agua
fueron satanizadas y se prohibió cualquier contacto con ellas.
Actualmente, para algunos sectores de
la comunidad Iguaqueña, las lagunas y el macizo tienen un carácter sagrado[3]
que hay que preservar..
1. Cronología y
Cultura
Hace, aproximadamente, 12.000 años
a.p, pueblos amerindios se establecieron en el territorio del altiplano
oriental. Se dieron tres etapas formativas: una primera de caza, pesca y
recolección; una segunda protoagrícola; y una tercera fase, “formativo
desarrollado,” caracterizada por el establecimiento de comunidades agrícolas,
alfareras, tejedoras y minero-metalúrgicas. La investigación realizada por el
proyecto Medio Ambiente Pleistocénico Holocénico y Hombre prehistórico, “encontró evidencias de
cazadores-recolectores del pleistoceno tardío (12.000 a.p) y del holoceno
temprano en diversos sitios del altiplano oriental” (Langebaek R.,C.H.,
1995).[4]
La etapa agrícola, de
carácter comunal, se establece entre
7000 a
5000 A.P. con la domesticación de las primeras plantas cultivadas, en
especial el maíz; entre el 1500 y 500 A.P se
inicia un proceso de
domesticación de animales. Posteriormente, con la producción de la alfarería,
tejidos, metales y técnicas
hidráulicas se desarrolla una importante cultura y compleja organización social para poder acceder a la naturaleza. Según Molano, “con
el empleo de la energía
bajo distintas formas inició
el manejo de
las cadenas tróficas haciéndolas
más simplificadas y a
su vez controlando
las especies animales que
podían hacerle competencia… todo el conocimiento adquirido
sobre la misma
naturaleza desembocó en
el poder almacenar
energía metabólica, como
producto de la
revolución agrícola.”
Es indudable que por la necesidad
de tierras de calidad para cultivos, se
modificaron los bosques; y los sistemas técnicos
de tala y quema, los llevaron
a plantearse un tipo de agricultura itinerante para dejar
descansar y recuperar los suelos intervenidos y permitir una regeneración
natural de los bosques. Se adoptaron una serie de intervenciones armónicas con
la naturaleza junto con una estrategia productiva, lo que se ha
llamado el concepto de “complementariedad
vertical,” es decir, una “integración vertical de los distintos pisos ecológicos” (Molano, 1990) por los distintos grupos asentados sobre laderas,
valles y altiplanos, “donde cada uno
ofrece una producción diferenciada acorde con sus características ambientales,
en la medida, de que cada piso térmico es un conjunto integrado de
ecosistemas con producción diferenciada
y especializada;” unido a esto, se dejan quietos los corredores biológicos y
se hace una utilización racional
de los variados de recursos de esa
gran diversidad ambiental.
Esta complementariedad, con el uso de las vertientes “como fuente
de producción de
muchos elementos diversos,
no permitió el agotamiento de
los recursos donde se estableció el grupo, pues la demanda por ellos era
parcial, importando los demás de
otros ecosistemas”( Molano,1990.); además, la utilización de excedentes,
el manejo directo de ecosistemas distintos y la ocupación de amplios
espacios de montaña, genera un intenso y rico
comercio.
La dinámica poblacional, el medio ambiente y las relaciones
interregionales se articularon para crear un cambio social (Langebaek R.,C.H., 1995) que les permitió
alcanzar notables adelantos desde el punto de vista de sus complejos sistemas
políticos, culturales y sociales. Se agrupaban en aldeas nucleadas, pueblos y
centros de producción, con una densidad
de treinta y cinco a cuarenta habitantes por kilómetro cuadrado (Chaunu,1974);
tenían un sistema de descendencia matrilineal con un régimen de castas, pero
con propiedad comunal sobre la tierra. Grupos corporativos matrilineales
denominados capitanías eran las unidades básicas de producción y consumo:
varias capitanías formaban lo que los españoles denominaron pueblo y hoy
son veredas, aunque muchas veces permanecían autónomas (Broadbent 1964; Villamarin1972); los cacicazgos eran unidades
territoriales que corresponden a lo que hoy en día se denominan municipios (
Broadbent 1964); las fronteras eran cambiantes, flexibles y permeables,
llegándose, incluso, a la inestabilidad como característica de la
centralización política; fue así como
los cacicazgos, incorporados en
confederaciones, pudieron conservar en
gran parte su autonomía política
y económica. (Colmenares 1970, Villamarin 1972; Langebaek 1987 y 1995)
El medio ambiente, la gran riqueza de los recursos
naturales, jugo un papel importante en el surgimiento de esta sociedad
compleja; las condiciones climáticas del
territorio, la abundancia de agua, la
fertilidad del suelo y la diversidad de flora y fauna, dieron origen a una estructura social compleja cuya base
económica se fundamentaba en el conocimiento de los astros, de los ciclos de
cultivos regidos por éstos, de la afectación de
las plantas, animales y seres
humanos, según los cambios
ambientales. Todo este saber,
acumulado durante siglos e indicado por la experiencia,
fundamentado en la consulta, respeto y querer de la naturaleza les sirvió para la solución de problemas
alimentarios, medicinales, técnicos y
culturales
El desarrollo político y el origen de los cacicazgos, se encuentra
relacionado con una situación ambiental que favoreció la especialización de la
producción y la redistribución desde un
centro de control. (Service
1994;163-164 citado por Langebaek R.,C.H., 1995)[5]
Para Reichel-Dolmatoff, en Colombia, las sociedades complejas surgieron como
resultado de la introducción del maíz de mesoamérica, que ocasionó cambios
socio-culturales y demográficos y, además, permitió la especialización
artesanal; para otros, como Haury y Cubillos (1953), el medio ambiente,
particularmente el altiplano oriental, fue un fuerte límite para el desarrollo
de la sociedad muisca; y anotan que al
estar los valles inundados, al
momento de la llegada de los españoles, los muiscas sólo pudieron desarrollar
su actividad agrícola en las laderas que
rodeaban las llanuras y que en tales
sitios se presentaban serios problemas para la producción en razón a la erosión y las heladas periódicas;
de igual manera, argumentan Reichel-Dolmatoff (1961;87) y Domínguez (1981:90)
al afirmar que la agricultura estuvo limitada por la heladas; en cambio otros autores, como Donkin (1968)
anotan que los suelos de laderas son mejores, son más profundos, menos ácidos y
con mejor drenaje que los suelos de la
parte plana de los valles que son
problemáticos, entre otras cosas, por el
drenaje deficiente.
Langebaek dice que algunos investigadores han afirmado que los muiscas
construyeron una civilización “en algunos aspectos similar a la de los incas, y
al parecer, en mucho menor tiempo”
debido a los patrones del uso de la tierra y a factores ambientales. (Edit,
1959;374 citado por Langebaek R.C.H., 995) Así mismo, otros investigadores
afirmaron que el proceso de desarrollo cultural llegó a su culminación en los estados muiscas populosos y bien
organizados en razón de que el medio ambiente era más favorable…y
que el desarrollo político de los
muiscas se debió también a “las condiciones geográficas de los suelos templados, planos y fértiles, la abundante agua y la topografía que
favorecía la intercomunicación.” (Carneiro, R.,1961; Angulo, C, 1961)
Los principales cultivos fueron: maíz,
Turmas ( papa), cubios, hibias,
frijoles, bartata, ají, algodón y coca, entre otros.
2. Características sociales, políticas
y económicas.
La
cultura muisca fue una sociedad compleja, organizada jerárquicamente a
través de cacicazgos, que tenían un desarrollo no
homogéneo y una centralización política desigual; existieron diferencias regionales
muy marcadas y, al parecer,
relaciones de conflicto entre algunos de ellos. Los cacicazgos de Saquencipá,
Sáchica, Chiquiza, Gachantivá, Ráquira y Tinjacá eran independientes
políticamente del Zaque y del Zipa, a quienes no tributaban las
tierras de los caciques de Sáchica y Tinjacá, señores libres;” (Fernández
de Piedrahita, 1666/1973) sólo Aguado
opina que la región hacía parte de Tunja (Aguado, 1581/1956).En el siglo XVI,
en la región existían los cacicazgos de Saquencipá, Monquirá, Sáchica, Ráquira, Uranchá,
Tinjacá (Londoño 1985) e Iguaque.
Antes de la llegada de los españoles al territorio, se dieron fuertes
tensiones entre las comunidades
asentadas en el valle de Samacá, llamado La Laguna, y el cacicazgo de Hunza, Tunja, que venía desarrollando una
política de expansión y control
territorial en búsqueda de mejores tierras. En algunos documentos se
dice que, originalmente las comunidades
de Saquencipá, Monquirá y Sáchica se habían
establecido en el valle de Samacá
y que fueron desplazadas por grupos sujetos a Hunza (Tunja), de Ramiriquí,
Cucaita, Sora, Boyacá, Samacá, Tibaquirá, Furaquirá, Buisa, Foaca y
Cupachaine e, incluso, algunos de la
cuenca alta del río Garagoa . En un documento del siglo XVI, el cacique de
Cucaita afirma:“las tierras que tengo en
La Laguna…las ganamos los indios
comarcanos desta provincia que
ahora tenemos…y echamos dellas al
cacique de Saquencipa y Sacheca e yo
quede por guarda y amparo de las
mismas tierras.” [6] “En tiempo pasado y ahora presente están entremetidas las tierras
y labranzas de Sorá
y Cuqueyta y Ramirique porque
solían ser muy amigos
entre los caciques viejos
y solían ayudarse en
las guerras que
tenían con los
caciques de Sáchica y Monquirá.” [7]
Según lo han interpretado varios
autores, las comunidades desplazadas del
valle de Samacá -las de Sáchica, Saquencipá y Monquirá- se establecieron a la orilla norte del río Sáchica y en el
valle ubicado al costado oriental del río Suta; y las poblaciones
asentadas en estas zonas, se desplazaron y
asentaron en la vertiente
occidental (Suta, Tinjacá,
Pavachoque, Tijo) (Langebaek
1998).
Los grupos en la sociedad muisca estaban divididos en parcialidades,
capitanías o partes; “a la cabeza de cada
parcialidad había un capitán con
cuyo nombre, en ocasiones,
se distinguía del
grupo entero. Lo
mismo ocurría, por lo demás,
con los cacicazgos, al menos en
los títulos de las primeras otorgaciones de
encomiendas.” [8]
Las relaciones de los capitanes
con los caciques habrían sido
las de feudatarios y las capitanías constituían unidades territoriales
(Silvia Broadbent). A partir de la intervención española, muchos de los
cacicazgos se transforman en capitanías
o partes de estas, la sucesión de
los cacicazgos, como de las capitanías, era matrilineal; es decir, recaía en el
hijo mayor de la hermana del cacique o
del capitán y alrededor del
cercado del cacique se daba un
asentamiento nuclear; con la ocupación
española, las capitanías primitivas
perdieron el papel que tenían en la jerarquía de la sociedad muisca. “Los encomenderos emplearon a los
capitanes para cobrar los tributos de
los indios que les estaban sujetos
directamente y como un reconocimiento de su autoridad, los eximieron de
pagarlos ellos mismos.
Los capitanes también recibían los
salarios que el encomendero
adeudaba a la comunidad por trabajos colectivos (…)Las agregaciones de pueblos,
realizadas a partir
de 1602, constituyeron nuevas
capitanías al incorporar como capitanes dentro de un
pueblo “agregado” a los que habían sido caciques. Estos nuevos caciques
conservaron la función de cobrar
tributos hasta el siglo XVIII. La ocupación española modificó, también, la
pertenencia a las parcialidades,
que se daban por línea materna, lo mismo que las reglas de residencia; el interés de los encomenderos
entraba a menudo en conflicto con una estructura social del todo extraña y, por lo
tanto, tendían a modificarla
en su provecho.” [9]
3. Intercambio.
El
intercambio tuvo un papel primordial en el desarrollo de las interacciones
sociales, económicas y culturales de
estos grupos y otros pueblos vecinos y quizás con sociedades de otros
territorios; está comprobado que se realizó un intercambio de excedentes entre
las comunidades de Tinjacá y Suta, Saquencipá y Monquirá; a la llegada de los
españoles, estos realizaban un
amplio intercambio en el
mercado de Sorocotá[10]
al cual tenían acceso otros grupos. Según parece, existía un mercado ubicado
en una loma situada entre Monquirá,
Saquencipá y Suta (Ariza 1972) (quizás
la Loma de Monsalve en la actual vereda de Cañuela en el
municipio de Villa de Leyva); en
gran cantidad de poblados se efectuaban mercados cada
cuatro días (AGI, Stafé 5612v) y, en 1573, se
ordenó que estos se realizaran en Villa de
Leyva;[11] los
caminos fueron fundamentales para el
desarrollo de esta amplia red de intercambios, y hay pruebas etnohistóricas de
que, diversos cacicazgos tenían acceso a otros ecosistemas, en búsqueda de recursos diferentes.
4.
Ambiente
¿Cuál era la situación ambiental a la
llegada de los españoles? ¿Cuál
fue el manejo que las comunidades indígenas le dieron? Se han planteado varías
hipótesis, ninguna probada: primero, que dicha relación y
manejo fue armónica y que los cambios
ambientales se debieron a los modelos agroculturales de
los españoles; entre ellos, la
introducción del trigo y la ganadería que implicó la destrucción del bosque (Molano 1990, Arango
1998); y otra que plantea que, los ecosistemas fueron impactados por los
sistemas productivos prehispánicos, principalmente, por el método de cocción de la cerámica.
Falchettí afirma que: “este estado de la zona
se debe esencialmente a la
acción del hombre: desmontes y
talas sistemáticas acabaron con
los bosques allí existentes en
alguna época y privaron al suelo de su capa vegetal. Pero esta acción
no se inició con la conquista, pues el problema citado debe tener sus orígenes
en tiempo precolombinos. El método de cocción al aire libre empleado por los indígenas, presupone la utilización de grandes
cantidades de leña, para la cocción de
cada lote de cerámica. Por lo tanto, esta actividad
practicada a gran escala, por una
alta proporción de la población local, durante un largo tiempo,
constituiría una causa de la iniciación
de una tala sistemática de las áreas forestales.”(Falchetti 1975) Este concepto lo comparten los arqueólogos Therrien, Boada y Mora. Hay
evidencias de que las tierras más degradadas, erosionadas, son las que muestran
menos indicios de haber sido ocupadas por las
poblaciones indígenas; esta teoría también la comparten algunos
investigadores, entre otros, Langebaek
(1998).
5. Poblados
Los
cacicazgos de Saquencipá y de Monquirá, que estaban muy próximos uno del otro,
al parecer ocupaban un territorio que había sido de las comunidades de Yuca
(Tovar1980) Ambos cacicazgos, posteriormente fueron parte de una misma
encomienda; y en el siglo XVI integraron un sólo pueblo; no obstante, los dos
se reclamaban independientes. En un
documento (AGN vis Boy 7 f 57Or), los de Saquencipá declaran que no
están “…sujetos a ningún otro cacique antes todas las comarcas le eran
sujetas;” y en otro, del siglo XVI, se
dice que: “nunca fueron sujetos
a otros caciques nyngunos fuera de su
pueblo a el cual le daban mantas y tujielos de oro e le hazian sus
cercados e buhíos e cavaba sus
labranzas y le cazaban venados e conejos e que
es más lo que pagan agora que lo
que le
daban a su
cacique.” (AGN Vis Boy 17 f
562r, en Tovar1980).Al parecer, el poblado de Saquencipá estaba ubicado en el
sitio que hoy se denomina El Infiernito
El Santuario), es decir, sobre la margen oriental del río Sutamarchán; y
Monquirá, en el lugar donde hoy están
las ruinas de la escuela y capilla de
Monquirá; y aun cuando fueron desplazadas
del valle de Samacá, La Laguna, conservaron en el valle tierras para sembrar en épocas de sequía. La base económica era la
producción agrícola; cultivaban,
maíz, fríjol, yuca, auyamas, ají , batatas, turmas[12]
y algodón.
Es importante destacar el hecho que, a diferencia del resto del
territorio muisca, rotaban la tierra y
construían canales de irrigación; esto lo corroboran varios documentos del siglo XVI:“…no están por sembrar por ser tierras que nos sobran sino porque las
dejamos descansar para que luego que se cansen de la labor las otras a
ellas comarcanas…pasemos a
labrar en ellas y
huelguen las otras…” (AGN Prob Boy 2 f 364r) y en un documento del siglo XVI, citado por Langebaek, se dice que cerca a
Sáchica existían tierras “toda de
riego desde antigüedad” y que
si esas tierras “no son de riego,
no valen cosa ninguna.” (AGI Santafé 56ª, en
Langebaek 1998)
Poblamiento
hispano
Los colonizadores españoles entran al
territorio en 1537 después de pasar por Ubanza (Vélez), entrando por el río
Saravé (río Suarez) llegando a Sorocotá, ubicado en el cauce del río Moniquirá, y luego al pueblo de Turca, que los españoles
bautizaron ´Pueblo-Hondo´, por estar encajonado entre montañas en la confluencia de los ríos Sáchica y Cane;
posteriormente atraviesan el valle de
Monquirá y Saquencipá; luego
pasan a Suta , Tunjacá (hoy Tinjacá),
Ráquira y el lago de Siguasinza
(o Fúquene).
La llegada y asentamiento de los españoles produce un cambio radical
en la estructura socioeconómica y
cultural del pueblo muisca. El modelo de
organización y producción, de carácter mediterráneo, genera un
fuerte impacto en el paisaje y los ecosistemas naturales.
(explotación de la tierra con la introducción de herramientas de hierro
y empleo de animales
La disminución de la población indígena
en el siglo XVI y XVII “oscila
entre el 93% y el 65%.
Los porcentajes más extensos
corresponden al Valle de Tenza… Por el
contrario, una región periférica en el extremo noroeste de la provincia, en
el corregimiento de Sáchica experimentó una declinación más lenta. Este
fenómeno puede atribuirse a la fundación relativamente
tardía de un centro urbano, Villa
de Leyva, que pudo en cierto momento
competir con Tunja, pero cuyos rasgos dominantes
no eran señoriales como los de
la capital de la provincia.
Porcentajes de disminución de
la población indígena
|
1562
|
1635-36
|
Sáchica
|
570
|
142
|
Tinjacá
|
450
|
278
|
Chiquiza
|
60
|
65
|
Iguaque
|
300
|
91
|
Población
indígena en el siglo XVIII Vecinos
|
1755
|
1777-8
|
1755
|
1777-8
|
Chiquiza
|
100
|
139
|
106
|
243
|
Monquirá
|
88
|
|
|
|
Yuca
|
109
|
195
|
|
|
Sáchica
|
177
|
|
146
|
|
Ráquira
|
210
|
125
|
761
|
1.513
|
Fuente: Germán
Colmenares “La Provincia
de Tunja en
el Nuevo Reino
de Granada,1984.
La sociedad indígena declina
por el impacto cultural, las epidemias (epidemias de viruelas en 1558, 1566,1568-1569, 1587,
1633). “Por este año de 1566, empezó
en todo este Reyno una gravísima
peste de viruelas, contagio tan
riguroso, que murieron dél
muchos Españoles, y de los indios
fue tan grande la mortandad, que disminuyó mucho su
numeroso gentio;”[13] y
por las condiciones de sobreexplotación. Las familias indígenas son
desvertebradas, los indígenas son separados de sus comunidades de origen para
trabajar en hatos, haciendas, casas de
los encomenderos (particularmente mujeres) y
minas. También “las llamadas
‘conducciones´ a las minas de
plata de Mariquita pesaron como una amenaza
de deterioro constante de los
pueblos indígenas en el siglo XVII.
Muchos indios reclutados por este trabajo
preferían huir en el curso del
trayecto y otros, que ya habían prestado el servicio, no regresaban
a sus pueblos temerosos de ser reclutados de nuevo. De los 146 pueblos de
la Provincia de Tunja, “cuya existencia se ha podido comprobar para
1562, se habían reducido a
125 en
1602-1603.”[14]
Fuente:
Clara Ines Casilimas-María Imelda López: Las visitas del siglo XVI al territorio
muisca: fuente de datos culturales. Trabajo inédito, Bogotá, 1985
UNIDADES
SOCIALES
|
HOMBRES
|
MUJERES
|
NIÑOS
|
HUIDOS
|
AUSENTES
|
ENFERMOS
|
VIEJOS
|
VIUDOS
|
EN
DISPUTA
|
Cacique
CUPAQUEN
|
21
|
15
|
7
|
1
|
-
|
-
|
1
|
-
|
-
|
Capitán
TIBASAQUE
|
6
|
4
|
2
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
Capitán
CIPAMEA
|
17
|
7
|
4
|
-
|
5[16]
|
-
|
-
|
-
|
-
|
Capitán
NEASOCA
|
4
|
1
|
1
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
Capitán PIRAQUEUSA
|
20
|
11
|
11
|
-
|
6[17]
|
-
|
-
|
-
|
-
|
Capitán
SAYRIA
|
19
|
13
|
6
|
-
|
3[18]
|
-
|
-
|
-
|
1
|
Capitán
NEYABANE
|
17
|
11
|
9
|
-
|
-
|
2
|
-
|
-
|
-
|
Capitán
CHIASAQUE
|
31
|
22
|
18
|
-
|
3[19]
|
2
|
-
|
1
|
-
|
Capitán
AGOACHAQNE
|
22
|
15
|
13
|
-
|
-
|
3
|
-
|
1
|
-
|
TOTAL
|
156
|
99
|
71
|
1
|
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Resguardos
Por orden del
Consejo de Indias, el Presidente Antonio González introdujo los
resguardos. Estos fueron terrenos más
o menos alinderados ocupados por grupos indígenas.
“Vivían dentro de un
estatuto socio-político y régimen
económico más o menos tradicionales, bien
si se tratase
de indios encomendados
o indios ‘libres', tributarios a
la Corona.”[20]
En el Macizo
existieron dos importantes resguardos: el de Iguaque y Chiquiza. Los resguardos
que se hicieron entre 1590-1605 y se completaron en 1636, significaron un confinamiento
de la población
indígena al mínimo
vital dejando disponibles
para mercedes y
agrupando a los indios
de tal manera que
pudieran ser accesibles
simultáneamente a varios estancieros españoles(...)Los resguardos contribuyeron a fijar
una residencia nucleada
de los indios que hasta
entonces se habían resistido
a varios intentos de las autoridades
españolas para poblarlos. La construcción
de capillas doctrineras a
comienzos del siglo XVII
y la residencia
permanente de un doctrinero,
contribuyeron también a abolir la
dispersión (...) Los indígenas
pudieron también distribuirse mejor entre los estancieros mediante conciertos (trabajadores permanentes) y alquileres (trabajadores temporales) quienes proveyeron de mano de obra las propiedades durante todo
el siglo XVII y gran parte del
XVIII.”[21]
[1] Estrategia
productiva que se ha llamado de “complementariedad vertical” (Murra, 1972) desarrollada por los
distintos grupos asentados
sobre laderas, valles y altiplanos, “en donde
cada uno ofrece
una producción diferenciada
acorde con sus características ambientales,
en la medida, de que cada
piso térmico es un conjunto integrado de
ecosistemas con producción diferenciada
y especializada”. (J. Molano,
1990). Esta
complementariedad, con la utilización de las
vertientes “como fuente
de producción de
muchos elementos diversos,
no permitió el agotamiento de
los recursos donde se estableció el
grupo , pues la demanda por
ellos era parcial,
importando los demás
de otros ecosistemas.
[2] La
investigación realizada por el proyecto
Medio Ambiente Pleistocénico Holocénico y Hombre prehistórico “encontró
evidencias de cazadores-recolectores del pleistoceno tardío (12.000 a.p) y del
holoceno temprano en diversos sitios del altiplano oriental” . (Langeback R.,C.H., 1995
[4] Estudios
de polen han planteado la posibilidad de
que la agricultura se dio en el
altiplano antes del período muisca (Van
der Hammen 1962 y 1991; Van Geel y Van der Hammen 1973)
[5] La
importancia que tiene el medio ambiente
en el surgimiento de sociedades complejas se manifiesta también
en la “tendencia hacia la competencia en
la producción de excedentes entre los cacicazgos para así mantener a los
caciques” (Langebaek R,C.H, 1995, Sahlins 1958; Fried 1967, Plog 1991) “Este excedente se destinaría a alimentar a
los artesanos, quienes podrían así dedicarse exclusivamente a la
manufactura de sus artículos, los cuales
ya no se limitarían a abastecer las necesidades internas del grupo local, sino
que cumplirían además una función comercial.” (Falchetti, A.M.,1976)
Igualmente existe la hipótesis que el
cultivo del maíz “por su alto nivel productivo el cual permite la existencia del excedente
requerido por la elite permitió el desarrollo
de jerarquías sociales” (Leeds 1961 citado por Langebaek
R,C.H, 1995) También se ha argumentado que los muiscas eran una población “hambrienta y enfermiza” por la
escasez de alimentos y que parte de la dieta de la elite eran productos
marinos. (Boada1988)
[10] “El otro puesto
donde se
hacían los más famosos
mercados era en
la tierra del
cacique Sorocotá, que ahora se
comprende en los términos de la ciudad de
Vélez. Aquí, por ser comunes
bogotaes, tunjas, sogamosos,
guanes, chipataes, agataes,
saboyaes y otras
muchas provincias comprendidas
dentro de éstas,
se juntaban de
ocho en ocho. Véseles
gran suma de gente con
los frutos de sus tierras, en que también
bullía buena suma
de oro, en
especial de los
que acudían del poniente, como eran agataes y sus vecinos que viven a las vertientes del Río
Grande de la Magdalena,
donde siempre se ha hallado
mucho de este metal,
aunque nunca el de plata.
Y así se tuvo por cosa
rara lo que sucedió en este mercado
de Sorocotá y
algunos años después de fundado por
los españoles, los
cuales dejaron pasase
adelante, unos negros
esclavos cimarrones acudían
allí el día
del mercado, haciendo
a los indios
mil agravios que
después pagaron en
la horca por industria
de las justicias.
Para evitar
estos y otros
inconvenientes, mandó la
-ciudad- de Vélez
le mudará el
puesto del mercado
a una loma
alta cerca del
otro puesto, donde aunque
comenzaron a acudir,
era de tan mala
gana que los más
se volvían a
su primer sitio,
haciendo sus contratos de
mayor cuantía sobre
una piedra de
hasta cuatro quintales
que había en un cerrillo
del puesto, a cuya redonda
estaba toda la
gente. Advirtiendo de esto
la ciudad de
Vélez y habiendo
los alcaldes de
ella buscado la
causa, hallaron que
aquella piedra era lo que
les podía arrancar
de su primer
sitio, por las
supersticiones que en
ellas tenían para
sus contratos. Con
que determinaron con más
veras quitarlos de allí, y
para que del
todo tuviera efecto
hacer pedazos la piedra.
La cual hallaron, quebrándola,
tan rica de
plata, que se sacaron
de ella más
de ochenta marcos,
de que se
hicieron muchas piezas
que algunas permaneces
hoy. Llenóse con
esto la tierra
de esperanzas, entendiendo
ser aquella piedra de
algunas minas ricas
de algún metal
que hubiese cerca,
haciendo de esto
apretadas diligencias por
más de cuatro
años, en que se
trastornaron las quebradas,
cerros y amagamientos de
la redonda con
extraordinarios cuidados, que
todos fueron en
vano por no haberse podido rastrear
hasta hoy cosa
de este metal en
minas en toda la
tierra que lo
buscaron. De donde
salió opinión entre
muchos, que aquella
piedra se la
había traído allí el
demonio de alguna
mina rica de plata
de las ciudades
de Mariquita, Potosí,
u otra parte, para
las supersticiones que
sobre ella hacían.” Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de
Tierra Firme en las
Indias Occidentales.
Biblioteca Banco Popular, Bogotá,
1981, pág. 404
[11] En 1573, el Corregidor de Tunja,
don Juan de Otálora, expidió la
siguiente orden:“…teniendo consideración
al grande y excesivo trabajo que los indios de Sáchica y Saquencipá, Monquirá y Suta y Tinjacá…y Chiquisa..y Turca
y Sorocotá…padecen en irse a alquilar a la dicha ciudad de Tunja, por estar a cuatro y a cinco leguas y otros a
seis y siete de dicha ciudad de Tunja y por ir como van los dichos indios
cargados con leña y otras cosas, desde los dichos sus pueblos a la dicha
ciudad de Tunja…por lo cual parecen grande y excesivo trabajo, por lo cual muchos de los indios enferman y
otros mueren con la pesadumbre de dichas cargas, lo cual es justo remediar. Y por que
todos los dichos indios están dentro de dos leguas de la comarca desta
dicha Villa, de la cual más lejos y
otros a legua y otros a media legua, y
por obviar las dichas molestias y
extorsiones y también porque esta Villa y los vecinos della sean ayudados con
el servicio de los dichos indios para sus edificios y labores, y por el bien
que dello a los dichos naturales se sigue,
mandaba y mando que agora de aquí adelante…de que todos los indios que
los caciques que de los dichos pueblos envíen y son obligados a enviar alquiler
a la ciudad de Tunja, vengan desta dicha
villa y en ella se alquilen por el precio y el tiempo que en dicha ciudad de
Tunja…para que con el ayudar dellos las labores y edificios desta Villa vayan
adelante…”
“Otro si dijo que
mandaba y mando que el mercado que por los naturales de esta comarca se
acostumbra hacer en la loma que está entre Monquirá, Suta y Saquencipá, de hoy en adelante se vengan a hacer y se
hagan en la plaza pública desta dicha Villa,
conviene que los dichos indios lo hagan,
según dicho es, en la dicha
plaza, para estar más cerca de la
Justicia Real de su Magestad, que los
defienda y ampare y tenga en paz y justicia de cualquier agravio que les fuere
hecho así por los españoles como por otros naturales…” (6, págs. 77-78)
[13]
Fray Alonso de Zamora: Historia de la
Provincia de San Antonio del Nuevo Reino de Granada.
1945
[15]
En 1572, los indígenas de Saquencipa acostumbran a desplazarse a Chiquiza,
Iguaque, Lenguazaque, Pavachoque, Tinjacá, Sáchica, Ubaté y otras poblaciones,
con el fin de trabajar para los encomenderos y establecer vínculos
matrimoniales.
[16]
En el momento de la visita estaban en “lo de Pedro Ramírez de León”, Taquira,
Lenguazaque y dos de ellos en Ubaté, pueblos de donde eran nativas sus mujeres.
[17]
En el momento de la visita se encuentran en la laguna de Maldonado, en la laguna de Partearroyo, Pavachoque de Angulo,
Suta de Santana, Suta, pueblos de donde eran nativas sus mujeres.
[18]
En el momento de la visita se encontraban en Iguaque, y dos en “lo de Ramírez”,
de donde eran nativas sus mujeres.
[19]
En el momento de la visita se encontraban en Pavachoque y dos de ellos en
Tinjacá, de donde eran nativas sus mujeres.
[21] Germán
Colmenares : La Economía y la Sociedad
Coloniales, 1550-1880. En Manual de
Historia de Colombia.
super
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